¿De verdad tiene hambre? ¿O son las emociones que experimenta durante el día las que le empujan al hambre? La alimentación es una necesidad básica para la continuidad de la vida, pero ¿siempre es para satisfacer nuestras necesidades básicas que nos impulsa a ir al refrigerador?
La alimentación de las personas no siempre tiene fines nutricionales. A veces, los alimentos se consumen para cubrir necesidades psicológicas, no biológicas. En este punto, es muy importante identificar nuestra necesidad real. ¡Examinemos juntos si nuestras emociones influyen en nuestros comportamientos alimentarios!
¿Qué es el hambre emocional?
La alimentación emocional es un comportamiento alimentario que aparece únicamente como respuesta a las emociones experimentadas, y no por sensación de hambre, por la hora de la comida o por una necesidad social. También puede definirse como la tendencia de las personas a comer como forma de afrontar emociones negativas como ansiedad, estado de ánimo depresivo, ira y estrés. En otras palabras, nuestras emociones nos conducen al comportamiento de comer.
¿QUÉ EMOCIONES NOS LLEVAN A COMER?
Estar harto/a Estar aburrido o no tener nada que hacer es un desencadenante importante y frecuente de la alimentación emocional. Muchas personas tienden a recurrir a la comida para llenar ese vacío cuando no llevan una vida activa y no tienen nada que hacer.
Hábitos: Generalmente son conductas adquiridas del pasado. Por ejemplo, un niño al que se le recompensa con chocolate por cada logro. Cuando el individuo crece y consigue un gran éxito, quiere recompensarse con chocolate y tiende a comerlo.
Cansancio: Comer cuando se está cansado es un acto poco consciente. La comida funciona como respuesta a no querer realizar más una determinada actividad; se usa para satisfacer emociones.
Influencias sociales: Los amigos impulsan a comer como influencias sociales.
Estrés: En un estudio realizado con estudiantes universitarios se determinó que el estrés afecta el comportamiento alimentario tanto de hombres como de mujeres; sin embargo, los hombres comen menos cuando están estresados y las mujeres comen más. El estudio también reveló que, cuando el estrés alcanza niveles altos, desencadena la alimentación emocional.
Estar feliz, enojado/a, estresado/a, infeliz: Se realizaron investigaciones en 757 adolescentes y se determinó que emociones como estar feliz, enojado/a, estresado/a e infeliz afectan directamente el comportamiento alimentario de los estudiantes de ambos sexos.
Ansiedad: Hearon y cols., en su estudio, señalaron que la ansiedad y la alimentación emocional están relacionadas y que las personas tienden a comer para afrontar la ansiedad.
¿Cómo se produce el ciclo del hambre emocional?
Las personas que se enfrentan a problemas de alimentación emocional experimentan ansiedad por su salud y el control del peso después de comer; tienden a comer de nuevo a causa de la ansiedad que sienten y, al cabo de un tiempo, la situación se repite constantemente en sí misma como un círculo vicioso.
¿Qué alimentos se tienden a consumir más?
Numerosos estudios sugieren que los cambios fisiológicos relacionados con la alimentación regulan el estado de ánimo y desencadenan la alimentación emocional. Como resultado de estos estudios, se observa que las variaciones en el estado de ánimo se producen especialmente con el consumo de alimentos con alto contenido de carbohidratos. Debido a que los alimentos ricos en hidratos de carbono y bajos en proteínas aumentan el nivel de triptófano en sangre y la actividad de los sistemas serotoninérgicos en el cerebro, el estado emocional mejora con el aumento del nivel de serotonina en el cerebro después de comer, y se tiende a consumir alimentos con exceso de calorías.
¡Cómo afrontarlo!!!
LA SENSACIÓN DE HAMBRE DEBE APRENDERSE: Cuando las personas tienen realmente hambre, aparecen síntomas como retortijones en el estómago. Si las señales de hambre son menos evidentes, pueden presentarse problemas de concentración y mal humor. Si ninguna de estas señales está presente, no ha surgido hambre fisiológica y debe evitarse comer porque se trata puramente de algo emocional.
SE DEBE LLEVAR UN DIARIO ALIMENTARIO: Las personas deben anotar lo que comen cada día y qué emociones experimentan al comer. Así, además de registrar lo que come cuando realmente tiene hambre, podrá darse cuenta de que come más por emociones como la tristeza y la ira y podrá controlarse. No olvidemos que será mucho más fácil encontrar la solución de un problema cuando se conoce su causa. Por ejemplo, una persona que descubre que tiende a comer cuando está estresada puede optar por dar un agradable paseo al aire libre en lugar de comer en esas situaciones.
SE PUEDE CREAR UNA RED DE APOYO: Conocer a personas con problemas similares puede ser eficaz para afrontar la alimentación emocional.
SE PUEDEN ENCONTRAR OTROS ÁMBITOS DE INTERÉS: Encontrar nuevas áreas de interés puede ser un método eficaz para aumentar la baja autoestima. Así, las personas pueden dedicarse a una nueva pasión y es menos probable que busquen la comida como satisfacción emocional.
SE PUEDE PEDIR LA AYUDA NECESARIA: Cuando una persona no puede afrontar por sí sola la alimentación emocional, debe buscar ayuda profesional para cambiar el comportamiento. De este modo, afrontar la alimentación emocional puede ser más eficaz.