Con la incorporación de la COVID-19 a nuestras vidas, se observa un aumento del interés por las vitaminas y otros suplementos. Este incremento se debe a la percepción de que los complementos alimenticios protegerán a los consumidores de la infección o reducirán su efecto gracias a diversas afirmaciones de «refuerzo del sistema inmunitario». ¿Es eficaz para prevenirla? ¡Analicemos juntos los suplementos más utilizados durante el período de la pandemia!
Ácidos grasos omega-3
La ingesta de omega-3 puede obtenerse con una dieta rica en pescado o mediante suplementación con aceites de pescado o aceites purificados. Los omega-3 son especialmente importantes para grupos sensibles como las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia. Existe evidencia sustancial de que los ácidos grasos omega-3 y otros lípidos derivados del aceite de pescado poseen propiedades antitrombóticas y antiinflamatorias; por ello, se considera que podrían tener valor terapéutico frente a complicaciones protrombóticas de la COVID-19. Si bien los estudios y las pruebas son insuficientes para sacar conclusiones sobre si los ácidos grasos omega-3 pueden ser beneficiosos en el tratamiento de la COVID-19, es muy poco probable que una dieta rica en aceites de pescado produzca efectos adversos.
Zinc
El zinc es un mineral importante para nuestro sistema inmunitario. También puede obtenerse de fuentes alimentarias como carne, mariscos, frutos secos, semillas, legumbres y lácteos. La suplementación con zinc puede aumentar de forma significativa nuestra defensa frente a infecciones virales. En un estudio observacional, se mostró que los pacientes con COVID-19 presentaban niveles de zinc significativamente más bajos que las personas sanas y que, en caso de deficiencia, tendían a sufrir más complicaciones. En general, aunque existen datos sustanciales sobre la suplementación con zinc frente a resfriados e infecciones virales, actualmente hay evidencia limitada que sugiera un efecto beneficioso de la suplementación con zinc frente a la COVID-19. Considerando la posible relación entre la deficiencia de zinc y la enfermedad, puede recomendarse a quienes deseen reducir la probabilidad de infección que adopten una dieta saludable y equilibrada que asegure una ingesta adecuada de zinc.
Vitamina C
La vitamina C puede obtenerse a través de fuentes alimentarias como frutas y verduras o mediante suplementos. La vitamina C tiene efectos importantes sobre nuestro sistema inmunitario. El organismo utiliza vitamina C durante las infecciones virales y, tras la infección, estos niveles regresan a sus valores iniciales. La ingesta de vitamina C es una parte importante de una dieta saludable, pero sus efectos terapéuticos frente a la COVID-19 aún no se han determinado. La ingesta recomendada de vitamina C es de 75-90 mg por día según la FDA y de 110 mg por día según la EFSA.
Vitamina D
Aunque la vitamina D puede obtenerse mediante la dieta o la suplementación, principalmente se sintetiza como resultado de la exposición de nuestro organismo a la luz solar. Una exposición segura al sol tiene el potencial de mejorar la síntesis endógena de vitamina D, importante para el fortalecimiento de nuestro sistema inmunitario. Si bien los estudios realizados aportan información sobre la posible importancia de un estado adecuado de vitamina D en relación con el riesgo de infección por SARS-CoV-2 y de COVID-19 grave, no permiten determinar de forma concluyente si la suplementación con vitamina D modificará terapéuticamente el curso clínico de la COVID-19. Mantener una dieta saludable es importante tanto para la suplementación preventiva con vitamina D como para alcanzar un estado óptimo de vitamina D.
Debido a sus efectos antiinflamatorios e inmunomoduladores, los probióticos se asocian con numerosos posibles beneficios para las alergias, los trastornos del sistema digestivo e incluso las enfermedades metabólicas.
Probióticos
Los probióticos se han asociado con numerosos posibles beneficios para las alergias, los trastornos del sistema digestivo e incluso las enfermedades metabólicas. Hasta que se completen los ensayos clínicos que investigan el potencial preventivo y terapéutico de los probióticos frente a la COVID-19, no es posible ofrecer una recomendación basada en evidencia sobre su uso.
En resumen
A pesar de los beneficios de las intervenciones con complementos alimenticios, existe poca evidencia clínica que respalde su uso para la prevención o el alivio de la infección por COVID-19. Cobra importancia el consumo de una dieta adecuada y equilibrada. Una ingesta suficiente de vitamina C, vitamina D y zinc es importante para mantener una inmunidad óptima. Dado que es frecuente, las personas deben prestar atención a su estado nutricional, especialmente a su ingesta de vitamina D.